En todas las épocas y todas las sociedades, los grandes acontecimientos se celebran con una comida y con fiestas. En nuestra tierra no falta esta tradición, mezclando su propia gastronomía con la impronta de los productos locales: col, patata, charcutería, tocino, huevos, crème fraiche… Abundan las recetas, desde las sopas hasta los postres. La imaginación se desata para despertar las papilas gustativas de los amantes de la gastronomía.
¡Ah! La ciruela mirabel, su perfume tan reconocible en las presentaciones culinarias, las variaciones de su tono dorado, su redondez apetitosa, que estimula la inventiva de los gastrónomos para ponerla en valor.
No es de extrañar, pues, que haya muchos restaurantes, salones de té, mercados, bistrós, pastelerías y tiendas de comestibles por todo el territorio: el entusiasmo de los equipos de cocina, que rivalizan en inventiva tanto en la elaboración de su carta como en la decoración de sus establecimientos, permite al visitante disponer de una gran libertad de elección.
Creada en el siglo XVI, la quiche lorraine goza de una reputación mundial. Tiene tres bases fundamentales de la cocina de Lorena: el tocino, la crème fraîche y los huevos, todo sobre un fondo de masa quebrada u hojaldrada.
Las masas de Lorena contienen un relleno a base de cerdo marinado en un envoltorio de masa hojaldrada crujiente en función de los gustos.
El fumé lorrain es un embutido resultante de un saber hacer ancestral, que se remonta al siglo XVII.
La potée lorraine es un plato para compartir, donde el sabor natural de los productos de la tierra, las zanahorias y los puerros, se mezcla con el del embutido ahumado.
Las tartas de frutas, los bizcochos tôt-fait, las islas flotantes y las especialidades con ciruelas mirabel encantarán a todos los amantes de la gastronomía.
Paris-Metz: una tarta de colores acidulados compuesta por macarons y forrada de un merengue Arlequín, coronado por frambuesas.
Desde 1854, los macarons de Boulay se fabrican con la misma receta tradicional.
Consultar las recetas a probar
Y, para acompañar platos y postres... Inscritos en la tradición de Lorena, descubre el aguardiente, el licor de ciruelas mirabel, las cervezas tradicionales y los vinos de Mosela AOC.
Los grandes blancos monovarietales: ligeros, finos, secos, con notas florales, las variedades principales son el Auxerrois, el Müller-Thurgau y el Pinot gris.
Los grandes blancos en ensamblaje: están compuestos por Auxerrois (>50 %), MüllerThurgau y Pinot gris con Pinot blanc, Riesling y Gewurztraminer (< 10 %).
Los rosados: con un color ligeramente asalmonado, una nariz afrutada y fresca, y un «mix» de notas florales y frutos rojos, en la mayoría de los casos proceden de un ensamblaje de Pinotnoir y Gamay.
Los tintos: proceden exclusivamente de la variedad Pinot noir y son finamente tánicos con una agradable longitud en la boca.
Con una longitud de 46 km, la ruta de los vinos de Mosela del Pays Messin se puede hacer en bicicleta, en coche o incluso a pie, y atraviesa la región vitícola, que linda con Metz. Lejos de limitarse a los viñedos vitícolas, esta ruta une 20 pueblos entre los municipios de Marieulles-Vezon en el sur y de Marange-Silvange en el norte, y permite, a lo largo del camino, descubrir el patrimonio, bordeando huertas y viñedos, y contemplar desde lo alto de la meseta de Lorena los viñedos y el valle del Mosela. Este itinerario llevará al visitante al encuentro de los viñedos con D.O.C. Mosela, listos para que catar sus vinos «cuvées». Estos vinos son ideales para acompañar los platos locales, sencillos y auténticos, como la quiche, la tourte y potée Lorraine.